martes, 8 de septiembre de 2009

Inseguridad en Juliaca: incapacidad del sistema político.

La ola delincuencial que aflige a nuestra comercial y productora ciudad de Juliaca, ya no es preocupante, ahora es indignante, es una puñalada en la espalda de los que creemos en el desarrollo humano social dentro de un sistema político como es la democracia.

Se nota claramente el fracaso de las políticas públicas de los funcionarios a los que pagamos con nuestros tributos para que realizen esas tareas. No hay planificación eficaz de planes de gestión pública en todos los sectores, y en especial del tema en boga: la seguridad ciudadana o al interior de nuestro territorio.

En siguiente lugar, los actores que ejecutan estos planes, de por si mal diseñados, no asumen el compromiso en su operación, las instituciones como la Policía, el Serenazgo o las rondas urbanas, sólo protegen o "aseguran" sus feudos, sus intereses institucionales, geográficos y hasta políticos.

Y al final, el actuar de la Policía es delincuencial, como desde hace tiempo se observa, ya nadie confía en ese organismo que debería ser el colchón que tiene la ciudadanía ante las lacras que siempre produce una sociedad, por ser sociedad democrática: un cúmulo de mentes que no piensan igual y por ende actúan en diversas direcciones y objetivos vivenciales.
Conocemos que los costos de seguridad influyen decisivamente en los costos operativos y en las decisiones de inversión, si sigue esta escalada delincuencial perderemos muchas oportunidades de atraer capitales para desarrollar nuestras actividades, nuestra industria y comercio y el potencial turismo de servicios que debe desarrollar Juliaca. Es crucial que el sistema político nos provea seguridad. Es vital para nuestro futuro como ciudad.

La validación de este sistema es urgente, no queremos que casos, ideologías, grupos como los del VRAE, surjan en nuestros pueblos ante el fracaso del sistema, argumento común de estos actores que buscan el reemplazo del sistema democrático en el que todavía estamos inmersos.

Por ello, este sistema tiene que "despertar" por acción ciudadana, de todos nosotros, desde la función que estemos desempeñando, proponiendo alternativas de acción, orientando a los que piensen en salidas cortoplacistas y eligiendo representantes experimentados y con valores que se demuetsran en los actos de la vida, para que sean decisores de políticas públicas efectivas para ordenar nuestro desarrollo societario.

Esto se debe retroalimentar con consejos de vigilancia (líderes de opinión, instituciones, entidades), tiene que ser un ciclo repetitivo de mejoramiento. Depende de nosotros.