lunes, 12 de octubre de 2009

Asociación Público Privada para el Desarrollo Sustentable

Según los acontecimientos pasados recientemente, como la crisis financiera internacional, o los actuales que suceden en nuestro país que son la "falla de comunicación" entre los inversionistas (de capital privado y público) y las comunidades (municipios, asociaciones de productores agropecuarios, productores artesanales mineros, pueblos amazónicos, comunidades campesinas en sí, etc.) ubicadas en el ámbito de influencia de sus operaciones, tenemos problemas en potenciar el desarrollo de nuestra sociedad, nuestro país.
Sucede que ambas partes tienen un concepto distinto de desarrollo, los unos son rentistas, los otros xenófobos a lo que ignoran del exterior, esto en todo el rango de matices que se forman desde los origenes del capital inversor, las formas de gestión de empresas hasta las tendencias culturales de los pueblos inmersos en la problemática.
Siguiendo lo anterior, los conflictos por el desarrollo seguirán sucediendo, retrayéndose un momento al ser mitigados por las famosas iniciativas de responsabilidad social, o potenciándose por políticas públicas de gobiernos, como el actual, que sólo ven el árbol a talar y no el bosque a desarrollar para obtener dividendos como los del mercado de carbono.
Desde la crisis finaciera internacional se dá la alerta ante el rentismo de las organizaciones, por ello la Administración de Obama lanza un paquete de medidas para morigerar las operaciones de las grandes financieras, es decir, asuman un desarrollo responsable en sus operaciones, a ello se suma la insurgencia de un modo de operar las empresas, centrándose en la persona y en su relacionamiento "real" con su entorno, haciendo de la gestión empresarial una vía para la trascendencia personal, esto como una de las megatendencias en la administración empresarial.
Esto último se extrapola, a cuentagotas, en empresas que visionan esa misión como organizaciones, ser los que potencian el perfilamiento del desarrollo sustentable en las zonas donde operan.
Ello se realiza mediante la asociación de los inversionistas con las comunidades como socios en el DESARROLLO SUSTENTABLE (para mejorar en progresión con el futuro y no sólo conservar lo actual como indica el desarrollo sostenible), mediante la participación en el accionariado de las empresas o en la prestación de servicios relevantes a la operación de las empresas.
En el Perú, existen muy pocos casos de impacto (no pasan de 10) que aplican el concepto de estas Asociaciones Público Privadas Comunitarias, una es el caso de la Minera IRL que está por iniciar la explotación de oro en el distrito puneño de Ollachea y que destinará un porcentaje de sus ganacias a la comunidad involucrada, y otro que merece destacar es la empresa comunitaria que alquila equipos de transporte y movimiento de tierras a una gran minera del centro del país.
Estos dos casos son símbolo de que se pueden hacer las cosas como se debe hacer, haciendo partícipes del desarrollo a todos los actores involucrados, aplicando el pensamiento sistémico que hace mucho tiempo se puso en el tapete de la administración de organizaciones.
Al final, las dos partes al comprometerse a ser eficaces en sus operaciones, hacen que el entendimiento para aprovechar los recursos que nos brinda nuestra generosa geografía, sea factible para provecho directo de ambos sectores y por traslape a toda la economía nacional para incrementar realmente la calidad de vida de toda nuestra gente, y desterrar tanto al perro del hortelano como al rentista, superando gradualmente las inequidades y/o taras en el desarrollo de nuestra patria.
Para DESARROLLAR, NO SÓLO CRECER, como hasta ahora.

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