domingo, 31 de octubre de 2010

Viraje social, desesperación "oficial".

Los medios de comunicación después de las elecciones nos tienen ocupados con historias de siempre y con temas que quieren disfrazar la desesperación de los poderes fácticos de nuestro país ante la irrupción, dire mejor el cansancio de la población en el modo de vida propuesto por los que dominan el país.

El triunfo de la centro-izquierda en Lima los tiene sumidos en crisis. El plan era Lourdes alcaldesa, Castañeda presidente, mismo modelo de desarrollo, mismos equipos, mismo comportamiento mafioso. Manejar el país para los que controlan los medios de producción, para el resto lo que chorrea, lo que rebalsa.

El poder vuelve estúpido a los gobernantes. Adoran el status quo. Por ello no previeron el cansancio de la gente, del rezago en competitividad sostenible del país en diversos indicadores. Aqui dentro no lo ven, mas observamos afuera y chocamos con la cruda realidad. No somos una sociedad sostenible en el tiempo. Organismos internacionales nos califican con indicadores decrecientes en educación, desnutrición, hay más corrupción, más desigualdad, nuestros recursos naturales disminuyen, la gente es menos gregaria, se incrementa el consumismo, el individualismo.

Ante ese panorama, la administración actual imagina que seguimos siendo los borregos de siempre, nos bombardea con publicidad pagada por nuestros bolsillos, que el Perú Avanza, que esto, que aquello. Emiten cifras, pero no ratios o indicadores. Puedo hacer 1000 kilómetros de carretera, más debo indicar la efectividad de esa infraestructura. Esa es la diferencia cuando se hacen las cosas con planificación, con visión; no sólo por el gusto de inaugurar una obra con mi nombre en la placa.

Siempre hay una masa crítica, un límite, un tope, el cual una vez rebasado, superado, hace que se produzca una reacción química, biológica, física, social, etc. Nuestra gente desarrolló resiliencia porque salió de procesos nefastos y de velocidad vertiginosa: semifeudalismo hasta los 50's, incipiente industrialismo en los 60 y 70's, capitalismo protector en los 80's y liberalización desde los 90's. Soportamos todas esas tragedias, violencia desde el Estado y desde grupos fanatizados, porque tenía la esperanza de que las cosas iban a mejorar.

Esa capacidad resiliente, es la que forjó ese capitalismo popular que se observa en la capital y en las principales urbes nacionales. No había mucho que esperar del mundo "oficial", de la burocracia, de las élites.

Esto se potenció con la capacidad asociativa de nuestra gente, la revaloración del concepto andino de comunidad, de avanzar juntos, de la eficiencia de la acción grupal. Así se difundió el capital popular, se crearon los grandes centros productivos como Gamarra o la minería informal en La Rinconada. Con sus particularidades, esta forma de producir da resultados y mueve economías que ahora el Estado quiere "formalizar". Falso, eso que busca es controlar a grupos de gentes que pueden asumir posturas contrarias a su modo de gobernar.

Por eso cuando en Lima gana la opción política contraria al mundo "estable" que ellos defienden, es cuando se les sale la careta, se miran unos a otros, por eso un presidente le manda un cachetadon a uno que le dice corrupto o el presidente del poder que imparte justicia dice que a la afrenta hay que responder sin mariconadas, osea la ley del Talión modernizada. Y los medios nada, las clásicas distracciones sociales.

Un método que utiliza un grupo de gente para hacer respetar y luchar por sus intereses, en el mundo global actual, es luchar con la ley de tu lado. Lo hicieron desde siempre los lobbystas de los grandes grupos de poder, entonces porque no deben hacerlo los grupos menos favorecidos. Ya no actuar victimizándonos, cayendo en la infracción de la ley que busca el sector oficial, en la criminalización. Hagamos como se hizo en Lima. Tomemos el poder con sus mismas cartas, con las mismas reglas que utilizan ellos para perpetuarse.

Soporte de lo anterior es tener buen equipo, para que no nos pongan el cliché de aventureros, desfasados o irresponsables en el manejo de políticas públicas. En el seno de la gente popular, hay personas capacitadas, concientes de su función profesional con la sociedad. Cuestión de reunirlos mediante un liderazgo consistente como el de Susana Villarán. Eso se gana con el tiempo, con tu modo de vida.

En Lima ya se dió, se ganó al poder en su cancha, con sus reglas y con un equipo preparado. Eso se debe infectar en todo el país. Para ello liderazgos, capacidad de mejoramiento grupal. Consistencia. Manejar a los grupos radicaloides y con intereses subalternos que querrán subirse a la ola popular de desarrollo sostenible. Siempre hay de todo en cualquier sitio o pespectiva.

No dormir en estos primeros laureles, acción - reacción. El oficialismo (los grupos de poder) harán mil y un cosas para cortar esta aspiración social, este viraje popular. Hagamos que este viraje sea estratégico. Canalizar y potenciar. Trabajo de todos.

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